APOSTAR
TODO AL AZAR
Si bien es cierto que elegí este experimento porque me
pareció curiosa la experiencia que me ofrecía, he de decir que una vez lo he
llevado a cabo la conclusión sacada de este y las múltiples relaciones que le
he encontrando con otras muchas situaciones diferentes me ha asombrado. Para
poner en práctica la experiencia me acogí a las recomendaciones expuestas por
el autor en el libro; es decir, como instrumental para el experimento utilice
una ruleta propia del bingo en la cual introduje todo el dinero que llevaba en
ese momento encima para sentir de manera plena mi reacción ante lo que pasaría
a continuación.
Lo primero que uno siente en cuanto termina de apostar
a los números seleccionados y la bola comienza a rodar en torno a la ruleta es
una extraña mezcla de sensaciones…por un lado piensas y crees que posees muchas
posibilidades de ganar ya que si eres inteligente habrás distribuido las
apuestas de modo que sea más sencillo que aciertes. Pero al mismo tiempo una
sensación de incertidumbre y pesimismo embarga tu mente ante la posibilidad
evidente de que la bola caiga en algún número al cual no apostaste nada. Tal
vez esto último ocurre por el miedo, el miedo a perder todo lo que posees, y no
se trata en concreto del miedo sino de saber que no eres tú quien controla lo
que pasará al contrario que debes atenerte y estar preparado para lo que
llegue, ahí está la clave. Sin embargo en estos casos sueles tener más
posibilidades de perder que de ganar ya que estos juegos de azar están diseñados
para cumplir con esta dinámica concreta y de ese modo ser rentables para el
propietario de la maquina.
Además aunque no nos demos cuenta estos juegos nos
introducen de manera inconsciente una idea subliminal, debido a que una vez que
conseguimos ganar cierta cantidad de dinero olvidamos todo aquello que anteriormente
perdimos y nos vemos inducidos a seguir jugando como consecuencia del
pensamiento generado a raíz de esta última victoria sin tener en cuenta las
circunstancias que nos pueden acaecer.
Sinceramente perdí todo aquello que jugué, esto me
supuso una sumisión profunda en una reflexión continua acerca de la moralidad
de mis actos. ¿Es moral apostar un dinero ganado a base de trabajar a un juego
que se basa totalmente en el azar puro y que como bien sabes de antemano tienes
muchas más posibilidades de perder que de ganar algo?. Llegué a lo conclusión de
que era algo totalmente inmoral desde mi punto de vista, no creo que sea
correcto jugar con algo tan incierto como el azar para comprobar si tus esfuerzos
se van a pique de manera irremediable y en tan sólo unos segundos. Hay dos
posibilidades para explicar este hecho, o no le atribuyes un suficiente valor a
tu trabajo y por lo tanto no consideras este
tan importante o quizás deseas poner todo aquello que posees en tu vida al
servicio del riesgo… si esta última opción es la que tomas debo advertirte de algo;
esta vida si la basas en el riesgo tienes al igual que en los juegos de azar
muchas más posibilidades de perder que de salir ganando.
Trasponiendo el caso de los juegos de azar a la vida
misma me di cuenta de que cada uno de nosotros está expuesto constantemente a
una sucesión de eventualidades sobre las cuales no podemos ejercer influencia
ninguna ni para bien ni para mal. “Donde
está la muerte no estoy yo; donde estoy yo, la muerte no está” , esta frase
pronunciada por Epicuro resume de manera perfecta lo que pienso… si bien es
como he dicho anteriormente que la vida se basa en un cúmulo de circunstancias
que no se pueden controlar, tan bien es cierto que mientras vives significa que
estas circunstancias que te atañen no se han distribuido de manera correcta
para quitarte la vida. Podemos influir en cierta manera en diversos aspectos
para al igual que con los juegos de azar aumentar las posibilidades de acierto.Ttodo el tiempo que vivas simboliza un acierto sucesivo que solo se verá
truncado cuando la muerte llegue; fallarás, y no es algo que se pueda remediar, al contrario es ley de vida, el fallo forma parte de la historia de la
humanidad y siempre deberemos convivir con él, lo único que nos queda es
intentar reducir las posibilidades del fallo al mínimo sin olvidar que tenemos
una obligación con nosotros mismo de disfrutar todo el tiempo que estemos
acertando, porque la experiencia de vivir se vive una vez y es menester exprimir este éxito al máximo.
Realmente me ha gustado bastante. Es cierto que jugar con el azar supone más bien perder que ganar, pero también es cierto que una vez hemos apostado y hemos ganado esa ronda, automáticamente tu mente siente el deseo de más, de ganar más dinero, sin pensar realmente que al igual que ganamos, también podemos perder, cuya probabilidad es máxima; el denominado factor ''suerte'' no está presente en todas las personas, ''unos nacen con estrellas y otros nacen etrellados'' y es más probable que aquellos que nacen con estrellas gane. Pero este es solo un mero factor, ya que toda la responsabilidad recae sobre el azar, solamente el azar.
ResponderEliminarYo he jugado, y decir que jugué dos o tres veces y gané... pero la avaricia rompe el saco; me dispuse a jugar por cuarta vez, mi cabeza pensó en las consecuencias en caso de que perdiera, pero la idea de ganar me absorvió por completo, es muy jugosa la idea de ganar dinero solo con un par de vueltas de una bola... pero, como bien he dicho, mi avaricia rompió el saco.